La pandemia que hemos vivido a nivel mundial han disparado las medidas de seguridad para evitar propagar la enfermedad.
Entre ellas, de las más usadas han sido los sistemas de vigilancia con cámaras térmicas para reconocer qué personas tienen fiebre.
El objetivo de su utilización ha sido minimizar el impacto del coronavirus por el mundo.
En enero se instalaron miles de cámaras térmicas en Wuhan, centro de la epidemia, incluyendo centros comerciales, centros de transporte y otros sitios con gran afluencia de personas. China no ha sido el único que se ha beneficiado, sino que otros países de Asia han usado los mismos sistemas.
El uso de estos dispositivos ha cruzado fronteras, llegando a nuestro país. Esta medida de prevención ha sido implantada en grandes establecimientos, oficinas, fábricas y almacenes de trabajo.
¿Cómo funcionan?
Estos aparatos ofrecen una imagen en la que se puede controlar en tiempo real las radiaciones de calor que emanan de un cuerpo. Por lo general, cuanto más elevada sea la temperatura, más radiación emite. Esa radiación se conoce como radiación infrarroja, tiene una longitud de onda que está a caballo entre las que emite un microondas y la del espectro visible, siendo menor que la primera y mayor que la segunda. Cualquier objeto por encima del cero absoluto (-273,15 grados Celsius) emite esta radiación.
